UNA PEQUEÑA APORTACIÓN DESDE MI HUMILDE EXPERIENCIA, SOBRE COMO SE PUEDEN INTENTAR SOLUCIONAR LOS PEQUEÑOS PROBLEMAS DIARIOS QUE SE PRODUCEN EN LAS ESCUELAS.
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miércoles, 9 de noviembre de 2016

¿SABEMOS LO QUE SIGNIFICA COMPETENCIA EN EDUCACIÓN?


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Del lat. competentia; cf. competente.
1. f. incumbencia.
2. f. Periciaaptitud o idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto 
determinado.
3. f. Ámbito legal de atribuciones que corresponden a una entidad pública o a
 una autoridad judicial o administrativa.


La segunda definición de la RAE es la que hace referencia al aspecto pedagógico del término. "Competencia es la pericia, aptitud o idoneidad para hacer algo". Después de todos los debates originados por la implantación de la LOMCE,  me quedo con que algo ha traído de bueno, y es que fomenta el aprendizaje por competencias, si bien es cierto que  ya se trataba del tema en la LOE, aunque pasase desapercibido para la gran mayoría de los maestros/as. 
Sin embargo, aunque a todos los docentes se nos llena la boca al hablar del trabajo por proyectos y de evaluación competencial, creo que no tenemos nada claro lo que significa, y al no tenerlo claro, no desarrollamos nuestro trabajo de forma adecuada.
 Conseguir que un alumno/a sea competente, significa que sea capaz de llevar a cabo una determinada tarea, utilizando los instrumentos más adecuados para conseguirlo, ni más ni menos. Por lo tanto, a la hora de evaluar el proceso, es en lo que debemos fijarnos. Si el niño/a se maneja bien en situaciones complicadas, y si es capaz de llevarlas a buen puerto, independientemente de si al conseguirlo adquiere unos contenidos o si deja de adquirirlos. Para medir lo último, que también es importante, disponemos de la calificación por áreas. De aquí que una doble calificación no me parezca algo erróneo. Lo es, es cierto, si identificamos competencia y contenido, pero es un problema que tenemos como docentes, no existe tal en el planteamiento pedagógico, por mucho que nos quejemos de ello. Insisto, es adecuado que exista una doble calificación diferenciada, porque miden cosas diferentes, por una lado la pericia para poder realizar una tarea, competencia, y por otro los conocimientos adquiridos, área.
Los maestros/as, como digo, no lo tenemos claro en absoluto, seguimos confundiendo los términos de una forma alucinante y trasladamos la calificación de las áreas lingüísticas a la competencia lingüística sin pararnos a pensar en el significado del término. Tan solo un poco de reflexión sobre el vocablo utilizado, y una visita al diccionario, nos valdría para comprender que son cosas muy diferentes. Por eso, es muy importante la opinión de todo el equipo didáctico para calificar y valorar las competencias de los alumnos. Es desde aquí, desde donde podremos hablar de inteligencias múltiples, donde podremos hacer una valoración más real de la capacidad de pensamiento creativo del niño/a, y no solo  a base de realizar unas tareas más o menos originales en el trabajo de una de las áreas. 
¿No verá el profesor de Educación Física, mejor que nadie, si un niño es competente lingüísticamente  desde un punto de vista de inteligencia espacial e inteligencia corporal-cinestésica? ¿No será el maestro/a de música, quien nos haga una valoración mejor de esta competencia desde la inteligencia musical,y también desde la corporal-cinestésica? ¿ No será importante todo lo que pueda aportarnos para valorar la competencia matemática desde estas otras inteligencias? ¿No nos dará el profesor de plástica una importante visión de todas las competencias desde un punto de vista de la inteligencia espacial?
La respuesta es sí, y lo mejor de ello es que no nos supone más trabajo, lo llevamos realizando desde siempre. Solo consiste en entender el término y adaptar nuestras evaluaciones y metodologías al mismo.
 No consiste en acudir a cursos donde un ponente nos hable de inteligencias múltiples o de pensamiento creativo, que sin duda está muy bien. Tengo que entender que es lo que estoy haciendo y realizar los cambios en mi labor que sean necesarios. No me vale con realizar adaptaciones a la nomenclatura para adaptar todos los términos a lo que he hecho siempre, y llevar a cabo en clase unas actividades puntuales que me han enseñado en un curso de formación. A no ser claro, que esté convencido de que lo que he hecho siempre es lo más adecuado.
Por mucho que me tape la cara y no quiera mirar cielo,  no por eso va a estar más despajado. Las nubes seguirán allí, aunque las queramos llamar con nombres muy adornados.


IMAGEN ALBA LAMUELA

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