Hay dos temas de actualidad en la comunidad educativa a la que
pertenezco, la jornada escolar y los conciertos educativos. Lo cierto es que el
descenso de la natalidad está afectando a la solicitud de vacantes escolares, y
en algunas zonas, se tienen que cerrar unidades, puesto que el número de
propuestas de solicitud de matrícula ha bajado a la mitad en los últimos cinco
años. Se trata de un proceso acelerado que estresa los ambientes y radicaliza
posturas. En una gran ciudad, los diferentes polos de
población y los movimientos que se producen en la misma por el precio de la vivienda,
tiende a concentrar a las familias con hijos en edad escolar en
determinados barrios que además suelen coincidir con nuevas construcciones y
con falta de equipamientos educativos, mientras que en otras zonas, donde
la población ha ido envejeciendo sobran las plazas y existe el problema de
cierre de unidades.
Por lo tanto, una
gran ciudad no me parece el mejor lugar para sacar una conclusión válida. Sin
embargo, una ciudad pequeña que tenga entre diez mil y cuarenta mil habitantes
sí que es más significativa, puesto que los flujos del precio de la vivienda no
condicionan tanto dicha matrícula. Curiosamente, aquí en Aragón, cuando dichas
ciudades disponen de las dos redes escolares, pública y concertada, y cuando
los centros de la red pública, solicitaron el cambio de tiempos escolares y
pasaron a tener jornada única este curso escolar, la situación ha empujado a los centros
concertados de las mismas a solicitarla y a obtenerla con el beneplácito,
lógicamente, de una mayoría muy cualificada de los padres/madres de dichos
centros.
Es aquí donde
surge la paradoja. Si hay problemas para llenar las aulas y se prevé cierre de
unidades en la red concertada, ¿no hubiese sido más lógico continuar con la
jornada partida para atraer a las familias que quieren permanecer cono hasta
ahora? ¿No hubiese supuesto un espaldarazo tener un montón de solicitudes para
presionar y mantener los conciertos? ¿Si las familias, como sostienen algunos
sectores de opinión, prefieren la jornada de mañana y tarde, y solo se cambia
por el interés de los docentes, no hubiese sido una gran baza no cambiar de jornada,
cuando además, todos los centros de la red pública ya han realizado el cambio?
Pues la cuestión es que está pasando justamente lo contrario. En las
localidades de Teruel, Alcañiz, Alagón y Calatayud, los centros concertados no
han sido lo suficientemente astutos como para aprovechar dicha coyuntura. Se
han dejado engañar por sus docentes que han forzado al cambio de horario, a
pesar de dejar una matrícula potencial que podría salvar en un futuro sus
puestos de trabajo. Ya se sabe eso de que se cambia porque los docentes quieren estar a las dos en casa,
además de las vacaciones y todo lo demás...
Esta reducción al
absurdo creo que deja ver bien a las claras, que son las familias, las primeras
que están interesadas en el cambio de jornada, que lo hacen por el bien de sus
hijos, o al menos están convencidas de ello, y que además los centros de
titularidad concertada han visto claro que, o se suman a dicho movimiento, o
pierden la posibilidad de atraerlos en el futuro más que cercano. Lo que
estoy convencido es que cuando alguien decide dar un paso así ha planificado,
muy a conciencia, las consecuencias que podían tener. También creo que cuando
las familias, y más en ciudades pequeñas, han ido viendo la calidad de vida que
dicho cambio tiene para sus hijos, se ha ido extendiendo la voz y que el cambio
es imparable, puesto que me reitero, supone una mejora más que evidente, para
las familias que ya lo tienen, en la calidad de vida de sus hijos/as.
La losa del
"siempre se ha hecho así" es como una gran roca que nos cuesta mover,
pero cuando comienza a bajar por la montaña, no hay quien la pare.
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