UNA PEQUEÑA APORTACIÓN DESDE MI HUMILDE EXPERIENCIA, SOBRE COMO SE PUEDEN INTENTAR SOLUCIONAR LOS PEQUEÑOS PROBLEMAS DIARIOS QUE SE PRODUCEN EN LAS ESCUELAS.
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domingo, 5 de marzo de 2017

¿Somos racistas? Pequeña reflexión desde la cotidianidad.

Estamos sufriendo en el mundo, una especie de plaga involucionista que nos alarma a todos y cada uno/a de nosotros/as. Cuando leemos, bueno más bien vemos en la televisión, noticias de las aportaciones legislativas de Donald Trump en los Estados Unidos, o las propuestas que nos llegan de la cercana Francia,  del Frente Nacional, nos alarman y nos llegan de indignación. También cuando nos planteamos desde nuestra conciencia el drama de los refugiados, y como nuestra sociedad y nuestro país, está haciendo lo mínimo para salvar su cuota de responsabilidad social, nos llegamos a enfadar y manifestamos nuestro deseo, como ciudadanos de a pie, de que debería de replantearse la política inmigratoria.
Pero conforme nos acercamos en las reflexiones a puntos cercanos, comenzamos a ser más comprensivos con según qué tipo de actitudes. Cuando las decisiones que toman personas cercanas a mí, o yo mismo, pueden tacharse con el calificativo racista, empiezo a ver las connotaciones y a aportar razones que justifican esa actitud. Es lo normal, las cosas se juzgan muy asépticamente  cuando son lejanas, pero desde la cercanía, lo subjetivo nos hace ver muchos matices que no calibramos cuando juzgamos lo externo a nosotros.
En la escuela se ve muy claramente, ya exponía en la entrada anterior, como desde la visión de padres, nos preocupa y mucho, cual va a ser el origen de los compañeros/as de nuestros hijos/as, y muchas veces, la elección de centro, viene marcada por la pertenencia social de la mayoría de los alumnos/as. Además, este estigma es imposible de cambiar para un colegio. Si por razones de agrupación de viviendas de protección social, un colegio matricula a una alta tasa de población con necesidades sociales, en  nuestra comunidad, niños/as inmigrantes y/o de etnia gitana, aporte las novedades metodológicas que aporte, no va a dejar de ser considerado el "colegio de los gitanos", y por ello, no va a tener muchas solicitudes de matrícula, a no ser que la presión demográfica del barrio donde está situado aporte alumnos/as derivados de otros centros. Lo que en sí no es malo para el colegio, salvo porque el efecto integrador que puede tener la escuela dentro de la sociedad se diluye. Si el centro se esfuerza en realizar una gran cantidad de buenas prácticas, desde la motivación de atraer a población "normalizada", estas buenas prácticas ahí quedan, para beneficio de toda la comunidad educativa.
Se trata de una realidad contrastada. Como padres o madres es normal que tengamos estos miedos, ¿pero no se trata de una actitud racista? ¿Si reflexionásemos y viésemos esa actitud en los que están lejos de  nosotros, no nos lo plantearíamos así? ¿Cómo docentes no nos debería dar igual trabajar en un centro que en otro, sin imponer calificativos previos a algunos colegios? Sin duda si la Administración tuviese en cuenta estas particularidades, e hiciese una consideración positiva de los mismos a la hora de la dotación humana y material, sí, nos debería dar igual. Si con un dotación compensada, el proceso educativo puede ser igual o incluso mejor, ¿dónde está el problema?
De todas formas tampoco debemos fustigarnos por hacer tenido o tener este tipo de actitudes, es normal que las personas nos sintamos más cómodos  entre los que son iguales a nosotros, y desconfiemos de los que muestran diferencias,  la mayoría de las veces son costumbres y hábitos heredados, y por otra parte es desconocimiento. Tan solo sería reprochable, cuando desde después de una reflexión y con la certeza de que se ofrece una buena calidad de enseñanza, nos mantuviésemos en este tipo de actitudes.
Por otro lado está el abuso de determinadas minorías para responsabilizar a los demás de sus actos y actitudes con la calificación de racista, pero ese tema lo voy a dejar para otra entrada. Desde el equipo directivo he tenido que soportar que me llamasen racista, un montón de veces, por justificar la irresponsabilidad de algunas familias en la educación de sus hijos/as.
Lo importante es tener claro como somos, independientemente de la imagen que podamos dar en algún momento.




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