UNA PEQUEÑA APORTACIÓN DESDE MI HUMILDE EXPERIENCIA, SOBRE COMO SE PUEDEN INTENTAR SOLUCIONAR LOS PEQUEÑOS PROBLEMAS DIARIOS QUE SE PRODUCEN EN LAS ESCUELAS.
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domingo, 16 de abril de 2017

EDUCACIÓN COMPENSATORIA. La realidad no se oculta con un eufemismo.

En una conversación familiar, comentábamos el caso de un niño de catorce años, que debido a la dejadez de responsabilidad familiar, estaba dando tumbos, a pesar de sus enormes posibilidades, y de mostrar una gran competencia. Dábamos por hecho que no tenía muy buena pinta su situación. Mi cuñada, que era la más próxima al caso, decía  que quería ayudarle, pero que le era muy difícil, además que tenía que tener mucho cuidado, para que la situación no arrastrase a mi sobrina, muy amiga del muchacho, sin dejar tirado al niño en cuestión. 
La familia, con su desestructuración, no estaba actuando, pero la Administración educativa, solo se limitaba a apartar al alumno por los problemas que ocasionaba en el IES, sin tener además los docentes del instituto, muchas más armas que poder utilizar para revertir la situación.
Estoy muy acostumbrado a ver casos de este tipo. Alumnos de mucho potencial, muy competentes, que sin embargo, por la situación social en la que viven, no ven más que un futuro oscuro dentro de la marginalidad en la que ahora mismo discurren sus vidas.
Muchos movimientos sociales creen, que con la sola integración con niños que disponen de una vida "normalizada", es suficiente. Creen que si se les señala, integrándolos en un plan específico, se les está marginalizando todavía más, y que a causa de esta individualización se les retiene  en la situación actual. Pensamientos buenistas que creen, que la sola convivencia con realidades diferentes a las suyas, las mismas van a ejercer de elemento motivador, y van a ser el motor de arranque hacia un cambio, que revierta en un futuro su situación social de marginalidad. A causa de este pensamiento POLÍTICAMENTE CORRECTO, pero a mi entender ineficaz, se retiró en su día el plan de compensación educativa, integrando a estos niños/as en la situación de alumnos con necesidades educativas especiales, que las tienen, pero por causas ajenas a ellos mismos. Esto derivó a que fueran atendidos por especialistas de pedagogía terapéutica y no por la lista de maestros/as específica, que tenía carácter voluntario y extra de cupo, o sea, que engrosaban la plantilla del colegio además de los maestros/as asignados normalmente. En realidad, apelando a lo moral y correcto, tan solo se trataba de una medida de ahorro que recaía, una vez más, en el sector más débil del sistema.
Luego, cuando estos niños/as llegan a la edad adulta, el índice de delincuencia es mucho más elevado que en otros colectivos, y sin duda, el gasto social que acarrean es mucho mayor. No me gusta nada tipificar esta situación económicamente, pero sin duda se trata de la manera actual de medir el grado de eficiencia. Luego, con quejarnos y lamentarnos de que es un problema educativo, y con decir que se debe actuar desde la escuela, nos quedamos tranquilos, pero a la hora de aportar asignaciones económicas, ahí no le damos la preferencia necesaria, sino todo lo contrario, priorizamos situaciones que están más cercanas al pensamiento ideológico del poder económico y social. Lo malo, es que para lavar la conciencia, le damos un tinte moral, diciendo eso de que si lo señalo, los discrimino, sin qurer ver, que es su situación social la que los manda ya discriminados al colegio.
Cuando el SEPRONA, recoge a una cría de rapaz herida, no la abandona en su medio, diciendo que debe salir adelante por sí misma, no alude a que sería discriminatorio hacia las demás aves y hacia la herida misma, cuidarla y darle un tratamiento especial. La recoge, la cura, y cuando está preparada para valerse por sí sola, la devuelve a su hábitat natural. Por eso mismo, cuando se dan casos de necesidades de COMPENSACIÓN EDUCATIVA, debido a la realidad social de los niños/as, no vale con integrarlos en un aula y darles algún apoyo a lo largo de la jornada escolar. Es necesario crear un "hábitat" especial, dotar a los niños/as de las herramientas necesarias antes de integrarlos definitivamente en la dinámica escolar, aunque esta situación a primera vista pueda parecer discriminatoria y desde luego se haya vuelto políticamente incorrecta. No podemos olvidar que se trata de niños competencialmente válidos, y que lo que necesitan son instrumentos y herramientas para poder desenvolverse, y que una vez adquiridos, son capaces de desenvolverse en la vida escolar. Por ello digo que SÍ A LA COMPENSACIÓN EDUCATIVA, y sí a llamarlo como lo que es, sin eufemismos hipócritas, que tan solo quieren edulcorar una realidad, sin llegar al fondo de las situaciones personales. Llamándolo postverano no podremos evitar que en el otoño se caigan las hojas de los árboles.


IMAGEN ALBA LAMUELA

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